El Fausto, trágica historia y medio siglo de incógnitas

El pesquero El Fausto partía de El Hierro hacia el Puerto de Tazacorte en la madrugada del 20 al 21 de julio de 1968.

Una noche como la de hoy,  pero hace 50 años, comenzó la historia. Ni es fábula ni ficción, la historia de 'El Fausto' está en la memoria de los que le toco vivir la trágica desaparición en el océano de este barco y de quienes, de una manera u otra, hemos podido acceder a ella.

50 años desde un funesto suceso, para muchos inexplicable, que desoló a la sociedad de la época en La Palma. Un espera de medio siglo, de a que hay innumerables reportajes, artículos e incluso libros que han intentado arrojar luz sobre el suceso. Ahora, incluso una obra de teatro. Un libreto de Antonio Tabares que ha puesto sobre los escenarios Delirium Teatro.

'El Fausto' era un pesquero de casi 14 metros de eslora, uno de los más resistentes de los que buscaban su morada en La Palma, capaz de navegar a siete nudos de velocidad. Durante las fiestas del Carmen de 1968, en pleno Franquismo, al pesquero se le asignó la tarea de transportar plantones de platanera a la isla de El Hierro (a poco más de 98 kilómetros de La Palma). Se trataba de un trabajo rutinario, sin sobresaltos posibles.

El 20 de julio tres de los tripulantes habituales del barco, los hermanos Ramón y Heriberto Concepción (47 y 42 años) y Miguel Acosta (43 años), primo de los dos anteriores, partieron dePuerto de las Puntas (El Hierro) acompañados de Julio García Pino (27 años), un mecánico que tenía una hija enferma y necesitaba llegar a La Palma cuanto antes. Cargaron agua y diez kilos de fruta y se echaron a la mar en la madrugada de ese mismo día. Por desgracia ninguno de ellos llegó jamás a puerto.

El 21 de julio a primera hora debería haber regresado 'El Fausto' a su morada. No había niebla a la que culpar, ni vientos fríos que pudieran haber complicado la navegación. El pesquero se perdió en una mar en calma, frente a una de las islas más altas y visibles del mundo (en relación a su superficie). Debido al retraso, las autoridades desplegaron al momento un dispositivo de búsqueda que incluía un avión del Ejército del Aire, concretamente unHeinkel del Servicio Aéreo de Rescate (SAR). Cuando el corazón de los familiares empezaba a entremecerse, la búsqueda dio pronto sus frutos.

El 25 de julio, un buque frigorífico de bandera inglesa, la 'Duquesa', avisó de que había hallado al barco canario a unos cien kilómetros al oeste de Tazacorte y de que sus tripulantes estaban bien. Ni siquiera informaron de avería alguna. La comunidad pesquera resopló aliviada. Parecía posible que, llanamente, 'El Fausto' se hubiera desviado de su ruta por algún problema mecánico hasta terminar a 176 kilómetros de La Palma. En una localización poco accesible, en un brazo de mar fuera de los mapas.

De la decepción a la sorpresa terrible

Lo inquietante del caso empieza aquí. Los tripulantes de 'El Fausto' declinaron que el barco inglés les remolcara o les acompañara hasta La Palma. A pesar de llevar días desaparecidos, los cuatro marineros estaban bien y pidieron únicamente combustible y provisiones para volver por cuenta propia.

En pocas horas, el puerto de Tazacorte se llenó de familiares, amigos y vecinos para recibir al fin al barco perdido, cuya llegada calcularon los ingleses para las 17.00 horas de ese extraño 25 de julio. Pero esta nunca se produjo. Hubo quien permaneció en el puerto hasta la madrugada, sin que la embarcación apareciera en el horizonte canario. Tampoco lograron dar con ella los barcos que salieron a su encuentro, uno de ellos con una potente estación de radio cedida por el Correo Plus Ultra de la Compañía Trasmediterránea.

Al día siguiente se reanudó el rastreo, ya con cuatro aviones desplegados en las coordenadas en las que el barco inglés decía haberse encontrado con 'El Fausto'. Una operación, el mayor dispositivo aeronaval de la historia de Canarias, que fue languideciendo con el paso de las semanas y la pobreza de resultados. Era como si el pesquero se hubiera esfumado de la faz de la tierra.

El barco permaneció en el limbo del Atlántico hasta tres meses después. El 7 de agosto se declaró oficialmente desaparecido. Y cuando parecía que el agua se había tragado hasta sus huesos, el pesquero canario dio de nuevo señales de vida. Un buque italiano llamado 'Anna di Maio' informó el 9 de octubre de que se había topado con un barco fantasma, abandonado en pleno océano, a la altura del Trópico de Cáncer, con una matrícula similar a 'El Fausto'.

En el interior del barco no había nadie con vida, únicamente un cadáver desnudo y en proceso de momificación situado en la sala de máquinas junto a un aparato de radio. Más tarde se habló de que el cuerpo era el de Julio García Pino. Los italianos acordaron remolcar el pesquero hasta Puerto Cabello, en Venezuela, pero solo dos días después la tripulación volvió a comunicarse con las autoridades para decirles que habían perdido de vista la embarcación.

El cabo que unía los dos barcos se había soltado (cortado, según algunas versiones) y resultó imposible dar con él. O al menos eso dijeron los italianos. Tampoco en tierra pudieron aportar restos o pistas de lo que había ocurrido en el interior de 'El Fausto'. Solo en una segunda conversación con las autoridades los italianos mencionaron la existencia de una libreta con las hojas arrancadas que habría pertenecido a García Pino, el marinero que se había embarcado en el último momento.

En la única hoja sin arrancar, la última, el mecánico canario daba instrucciones sobre cómo debía administrar su mujer las propiedades cuando él faltara, así como dos frases terriblemente inconclusas: "Nunca le digas a Julín (uno de sus hijos) lo que ha pasado". A lo que añadía, también dirigiéndose a su esposa Luz: "Tu sabes que Dios quiso para mí este destino".

¿Qué le ocurrió al Fausto?

En una entrevista con ABC en 2014, Luis Javier Velasco, autor de 'El Fausto. Historia y misterio de una tragedia' (CSB Ediciones), huye de complejas teorías; a su juicio, el trágico desenlace pudo tener su origen, simplemente, en una serie de desafortunadas casualidades. Para empezar es posible que la niebla del amanecer hubiera confundido a los tripulantes del pesquero en su regreso de El Hierro, haciendo que pasaran de largo La Palma. Sin olvidar que los remolinos atlánticos siempre pueden dificultar incluso la navegación más plácida.

Otras teorías resultan más inverosímiles. En su día se especuló con que los tripulantes carecían de autorización para la navegación de cabotaje entre islas e iniciaron una huida hacia delante que en algún momento se truncó en tragedia. Así, la tripulación de 'El Fausto' se habría dirigido a Venezuela, lugar de emigración habitual para los canarios y donde uno de los marineros, Julio García Pino, tenía un hermano.

Aquella hipótesis improbable fue una de las muchas que tuvieron que soportar los familiares de la tripulación desaparecida. Ni siquiera la más hiriente. Hubo quien involucró a los marineros en un caso de drogas o contrabando; o protagonizando el trasladado imposible, y a la postre fatídico, de un viejo oficial nazi refugiado en El Hierro hasta Venezuela. En términos de la leyenda urbana, se especuló también con que el barco se vio afectado por un incidente entre submarinos de EE.UU. y de la URRS en el contexto de la Guerra Fría.

 

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