Once meses después de aprobarse aún no se ha homenajeado a Antonio Manuel Díaz Rodríguez

Antonio Manuel Díaz Rodríguez es de esas personas que dejarán un recuerdo por muchos años. A pesar de haber fallecido en 2011, son muchos los que han querido que se guarde en la memoria de su ciudad su figura.

Así, el Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma aprobó el pasado 22 de septiembre de 2016 rendirle homenaje, a este hijo ilustre del municipio, mediante la colocación de una placa conmemorativa en la que fuera su casa natal, en la capitalina calle O’Daly.

Casi un año después aún no se ha celebrado ese homenaje cuya propuesta fue formulada conjuntamente por la Sociedad de Estudios Generales de la Isla de La Palma y la Sociedad La Investigadora, y en particular de los directivos de ambas sociedades Manuel Lorenzo Arrocha y Manuel Garrido Abolafia. La propuesta fue apoyada unánimemente por todos los miembros del Pleno.

Un año después, han sido las sociedades las que se han encargado de adquirir la placa conmemorativa para tal acto, obra del artista Jorge Beda, y que ya ha sido entregada al Ayuntamiento capitalino.

Ahora sólo falta esperar que no pase otro año para que se realice el acto y la placa sea colocada.

Nacido en Santa Cruz de La Palma en 1929, Antonio Manuel Díaz Rodríguez estuvo durante toda su vida vinculado a numerosas actividades de carácter social y cultural. Profesionalmente ejerció como profesor de tecnología administrativa y comercial en el Instituto de Formación Profesional Virgen de Las Nieves. También tuvo responsabilidades políticas, ya que fue consejero del Cabildo de La Palma y concejal del Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma entre 1979 y 1983, durante el primer mandato democrático.

Por su afición y vasto conocimiento de la naturaleza de la isla de su nacimiento, fue fundador y presidente de la Asociación Junonia Mayor de Amigos de la Naturaleza, de la Asociación Española del Perro Pastor Garafiano y miembro del Patronato de Espacios Naturales de La Palma.

Defensor tenaz de la protección de las razas autóctonas de La Palma, sobre todo del perro pastor garafiano, logró para esta raza de origen prehispánico su reconocimiento formal por parte de la Real Sociedad Canina de España.

Su incansable defensa y continuada labor en la recuperación y conservación de los genotipos de la ganadería canaria de las razas autóctonas de la isla, fue premiada en 2003 con una distinción honorífica por la consejería de Agricultura, Pesca y Alimentación del Gobierno de Canarias. Igualmente, en el mismo año fue nombrado Distinguido de la Isla por la Universidad Ambiental de La Palma.

Cónsul ad-honorem de la República de Venezuela en La Palma, desde 1959 hasta 2008, le han sido concebidas las condecoraciones venezolanas Francisco de Miranda (1975) y Andrés Bello (1980). En 2009 el Ayuntamiento de Garafía le concedió la Medalla de Oro del municipio.