RedacciónSábado, 25 de febrero de 2017
Curioso
La cárcel de Santa Cruz de La Palma, oasis penitenciarios si eres un preso 'black' o un duque repudiado
El periódico ‘El Confidencial’ califica a la cárcel de Santa Cruz de La Palma como un “oasis” para presos ilustes. en su información señala que en Santa Cruz de La Palma lo normal es ir en manga corta gran parte del año. El mercurio marca una media anual de 20,3 grados. No es que sea un gran consuelo si estás preso, pero ayuda. Se disfruta mucho más de las horas de patio. La meteorología, no obstante, es solo un aliciente. "Si yo fuera Urdangarin, o su socio Diego Torres, o alguno de los condenados por las 'tarjetas black’, sin duda elegiría estas dos islas como destino ideal para cumplir mi condena", explica a El Confidencial un veterano funcionario de prisiones. Son los ‘oasis’ del sistema penitenciario español. Sobre todo para condenas cortas.
Si hay que ponerle un pero es que esta prisión se diseñó para los delincuentes condenados y residentes en la Isla. Si eres de fuera, obligas a la familia a largos desplazamientos cada vez que puedan venir verte en una de las visitas programadas. Por lo demás, el centro penitenciario de Santa Cruz de La Palma cumple los requisitos que todo preso ilustre querría para su condena: pocos compañeros de celda, sin presión mediática, sin apenas conflictividad, y si se respetan la disciplina y las normas de comportamientos, un entorno amigable. "Un chollo, vaya", recalca el mismo funcionario.
a verdad es que por fuera el centro penitenciario de Santa Cruz de La Palma no parece una prisión. Construido en 1960, hoy es un pequeño edificio de 3.200 metros cuadrados en pleno casco urbano de la ciudad, a tres minutos andando del puerto marítimo. Más bien parece una vieja casa cuartel de la Guardia Civil, con un peculiar balcón de madera que adorna la entrada principal. En su interior, 60 presos (dos de ellos mujeres) cumplen condena y llevan una vida penitenciaria muy tranquila. Del centro también dependen otras diez personas en régimen abierto (controladas por medios telemáticos y que solo van a la prisión a dormir).
"Aquí no hay incidentes graves ni conflictos. Se respetan las normas y la disciplina, y la convivencia es buena. En cierta medida somos como una familia", señalan trabajadores del centro. La prisión solo tiene 12 celdas y tres grandes habitaciones donde muchos presos comparten cama en literas como si se tratara de compañeros que hacen la mili en un barracón. "Las características arquitectónicas del edificio son peculiares". Hay un único patio donde los hombres y las dos mujeres comparten espacio pero no se mezclan, ya que están separados físicamente.
También hay un pequeño gimnasio, una biblioteca, un pequeño taller para que los presos aprendan ciertos oficios, y una sala para ver la tele o jugar a las cartas. Un día a la semana un profesor da clases. "Para condenas cortas es el sitio ideal". En Santa Cruz de la Palma no hay presos conflictivos, y eso que hay condenados por tráfico de drogas, delitos sexuales y robos. "No hay espacios habilitados para este tipo de reclusos. Aquí todo el mundo sabe que tiene que respetar la disciplina porque si no, es trasladado de prisión", explican las mismas fuentes.
Santa Cruz de La Palma no sale en los titulares de los medios de comunicación, como lamentablemente a menudo sí aparecen otras prisiones de la península. Aquí no hay peleas, ni agresiones, ni fugas. Podría ser una opción si el Tribunal Supremo ratifica la condena de seis años y tres meses para Iñaki Urdangarin, el cuñado del Rey. Cuando la sentencia sea firme, el exduque de Palma (aunque realmente nunca ostentó el título, solo lo tenía su mujer) podrá elegir el centro penitenciario en el que ingresar, aunque luego la administración decida trasladarlo. También podrían elegir esta cárcel los condenados por las 'tarjetas black’. Según la sentencia de la Audiencia Nacional hay 19 que superan los dos años de prisión, por lo que si el Supremo también ratifica sus penas, Rodrigo Rato o Miguel Blesa también podrían elegir presentarse a las puertas de Santa Cruz.
"Hay buen rollo", explican las mismas fuentes. "Algunas veces incluso se entabla amistad con los presos. Si luego los ves fuera por la ciudad cuando tienen algún permiso es normal charlar con ellos, tomar un café e interesarte por cómo le van las cosas". Tan buen rollo que en el año 2012 la prensa canaria aireó que algunos presos podían salir "sin vigilancia" pero con permiso verbal, aunque su régimen no lo permitiera. "Aquello se magnificó. Se trataba de presos de confianza que ya disfrutaban de permisos y que podían salir siempre acompañados por funcionarios a hacer labores cotidianas, como tirar la basura o regar el jardín exterior", explica uno de los 40 funcionarios de vigilancia del centro
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