Cruz Roja presenta los resultados del proyecto de dinamización comunitaria desarrollado en Arure y Puntallana en una Jornada "llena de emociones"

El salón de actos de TEA (Tenerife Espacio de las Artes) ha acogido en la mañana de hoy, miércoles 19 de diciembre, la Jornada organizada por Cruz Roja para presentar los primeros resultados del proyecto llevado a cabo en la provincia de Santa Cruz de Tenerife (Arure, en Valle Gran Rey- La Gomera, y Puntallana, en La Palma) para identificar "otras formas de participación ciudadana a través del voluntariado".

 

Cerca de un centenar de personas no han querido perderse este interesante encuentro, que ha contado con la presencia de representantes de diferentes administraciones públicas del ámbito regional, provincial, insular y local, vecinos/as y agentes sociales de las dos comunidades participantes (Arure y Puntallana), y representantes de la Universidad de La Laguna y de Cruz Roja.

 

En esta jornada se podido compartir la realidad de los dos municipios y los resultados de esta experiencia, a través de un programa que inició a las 11:00 horas con una bienvenida y la presentación de un vídeo que resume las diferentes actividades realizadas, para posteriormente dar paso a las diferentes ponencias y una mesa redonda integrada por ambas comunidades, representantes de los Ayuntamientos de Valle Gran Rey y Puntallana, la Universidad de La Laguna y Cruz Roja, dando por concluida la jornada a 13:30 horas. Asimismo, el evento ha podido seguirse en directo a través del canal YouTube Cruz Roja Española en Canarias: https://www.cruzroja.es/canarias/voluntariado_rural23

 

Las principales conclusiones de las Jornada destacan que este proyecto, de naturaleza experimental, ha tenido unos resultados excelentes en los dos municipios canarios, puesto que el objetivo que era reunir a los vecinos y vecinas y agentes sociales de estas comunidades para buscar soluciones a los problemas y necesidades individuales y de su entorno para entre todos resolverlas, se ha cumplido, logrando que resurja el espíritu de la comunidad, empoderando y creando vínculos entre los habitantes para que no sólo sean sujetos receptores, sino que sean protagonistas de sus vidas y las de su municipio.

 

Esta iniciativa ha permitido a la ciudadanía de las dos poblaciones 'volver e encontrarse', esto es volver a hablar, a compartir, a ayudar y ayudarse. Además, en esta primera valoración, se pone de manifiesto que la relación directa entre el apoyo social que han percibido las personas participantes y su autopercepción de mejora de calidad de vida y bienestar. Por otro lado, se concluye que se sigue demandando apoyo externo para mantener vivas las dinámicas comunitarias puestas en marcha a través del apoyo del voluntariado de Cruz Roja, eso sí, acompañando a la comunidad en su camino, no liderando.

 

"En este proyecto lo que pretendemos es potenciar la escucha y colaboración entre asociaciones y personas del ámbito rural, impulsar el desarrollo comunitario de estas zonas a través del voluntariado" Explica Raúl Felipe, responsable técnico de este proyecto nacional de Cruz Roja.

 

Por su parte, Josué Gutiérrez, profesor de sociología de la Universidad de La Laguna, ha querido resaltar la implicación de la Universidad para apoyar esta iniciativa que conlleva un nuevo tipo de voluntariado, un nuevo tipo de participación de la sociedad, "donde un pueblo como Arure sea capaz de organizarse, sea capaz de movilizarse por su futuro, por su bienestar".

 

"Este tipo de iniciativas llevadas a cabo por Cruz Roja tienen que ser apoyada por el resto de instituciones porque sin duda va a redundar en beneficio de la sociedad". Añade Gutiérrez.

 

María Zoraida, ciudadana, participante de las dinámicas comunitarias puestas en marcha en Arure, compartió durante la Jornada su punto de vista en el proyecto y lo que ha supuesto, explicando que "esta experiencia para mí ha supuesto todo un renacer, personal, de comunidad, compartir, conocer gente nueva, retomar viejas amistades... Eso es importante para el ser humano, el sentirte útil y en algún lugar. Así que ha supuesto para mí confianza en el mundo, en las personas".

 

Amaya, vecina de Puntallana explicó que "este proyecto está pensado para que participe el pueblo, que sea el pueblo quien tome las decisiones. Asimismo, resaltó los cambios que se han producido en el sentir de la gente, "porque creo que eso es lo que permanece. En Arure fue donde encontramos lo que nos faltaba, poner el corazón, poner el cariño, con buenas intenciones para ayudarnos y mejorar".

 

Ana Méndez, trabajadora social del Ayuntamiento de Arure desde su experiencia en este proyecto cuenta que "todo el mundo manifestaba las ganas y el compromiso de trabajar de manera desinteresada, como colectivo, sin individualidades"

 

Dentro del desarrollo de este proyecto se han realizado jornadas de convivencia de participación ciudadana, tanto en Arure como en Puntallana con el fin de unir a los vecinos y vecinas, así como un pueblo con otro. En palabra de Raquel Hernández, trabajadora social del Ayuntamiento de Puntallana, "es como si estuviésemos plantando un arbolito y que la raíz hubiese crecido por debajo del fondo del mar y nos hubiese unido con La Gomera".

 

La jornada fue clausurada por la coordinadora provincial de Cruz Roja, Elena Marco, que resaltó que había sido una mañana "llena de emociones". "De los proyectos que mejores resultados ha tenido es este porque se han beneficiado un montón de personas, porque han creído primero en querer compartir una necesidad, pero también han querido cambiar, han querido formar parte de algo que se necesitaba, ... conectarse otra vez con la comunidad".

 

Esta iniciativa se enmarca dentro de un proyecto piloto de dinamización de voluntariado no tradicional dinamizador del desarrollo comunitario y participación ciudadana en el ámbito rural a través de un modelo no tradicional de voluntariado, subvencionado por el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 dentro de la partida del IRPF estatal para 'Otros fines de interés social', y que Cruz Roja ha puesto en marcha este año seis poblaciones españolas, dos de las cuales Arure (Valle Gran Rey- La Gomera) y Puntallana (La Palma, para ayudar a recuperar el espíritu vecinal en las zonas despobladas.

 

El papel de Cruz Roja pasa por ayudar a que el proyecto camine para, después, dejarlo andar solo. Ese espíritu también se plasma en el voluntariado, que no lidera el proyecto, sino que ayuda a construir relaciones estables con el entorno, dinamizando y fomentando el trabajo en red y la participación equilibrada e igualitaria de todas las personas y agentes sociales que forman parte de él.

 

Así, la propia comunidad resuelve sus necesidades, propone actividades, y soluciona problemas que les afectan directamente con sus propios recursos y sin necesidad de esperar a las instituciones; el éxito del proyecto residirá en que "eche raíces" y dentro de 10 años sigan existiendo estos grupos de personas que hagan de motor y dinamizadoras de su localidad, y continúen hacia adelante.

 

Cada participante aporta sus capacidades y, la suma de todos ellos, da como resultado una comunidad más resiliente y más fuerte, lo cual repercute positivamente en la salud física y mental de las personas que la componen, aumentando, además, su autopercepción de calidad de vida.

 

Sacar las sillas y colocarlas frente a la puerta de casa para, al caer la tarde, comenzar a conversar con vecinos y vecinas. Esta escena típica, clásica, de los pueblos, se ha ido perdiendo con el paso del tiempo (algo tienen que ver, también, las altas temperaturas). Con este proyecto piloto Cruz Roja quiere recuperar, no solo esta estampa, sino muchas otras similares para demostrar el inmenso poder que tiene la comunidad en las zonas rurales.