Las caras ocultas del fenómeno migratorio.

La policía local de Santa Cruz de La Palma, tendría un papel crucial para solventar el problema que tenía lugar en la Capital de La Isla, demostrando un grado de profesionalidad y humanidad fuera de toda duda.

El pasado viernes  12 de febrero cuando eran efectivas las normas aplicadas por el Gobierno de Canarias para las fechas de Carnaval, en la Playa de Santa Cruz de La Palma ocurría un episodio más de la tremenda tragedia migratoria que en los últimos meses se recrudece en las Islas Canarias. Aquella noche la presencia de 20 migrantes pernoctando en  diferentes lugares de Santa Cruz de La Palma,  ponían en movimiento al especial dispositivo policial organizado para aquellos días y que desde por la mañana socorrían a los migrantes.
La situación se antojaba complicada al llegar la noche,  el toque de queda además limitaba aún más  la respuesta  al drama humanitario que se planteaba. Pero La Palma responde, siempre responde ante cualquier adversidad y esa noche no fue una excepción.  
La policía local de Santa Cruz de La Palma, tendría un papel crucial para solventar el problema que tenía lugar en la Capital de La Isla, demostrando un grado de profesionalidad y humanidad fuera de toda duda. 
Primero destacar la respuesta institucional. Desde el primer minuto obtuvimos la  importantísima colaboración de la Administración General del Estado, en la figura de su Directora Doña Ana de León Expósito. El estrecho trabajo institucional marca el camino de cómo hacer un trabajo efectivo, para el bien del pueblo. 
En la misma línea destacar el despliegue de medios desde la Concejalía de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma y en concreto la labor del concejal delegado Suso Nuño  para afrontar adecuadamente la situación generada. 
Pero la sociedad palmera nos reservaba el mejor ejemplo de solidaridad, con valor añadido en esta realidad de pandemia que vivimos.  Por un lado están las Ongs que diariamente aportan su granito de arena a las realidades adversas que se producen.  
Destacar  la efectividad de Cruz Roja, que aunque estemos acostumbrados a su inestimable labor, no por ello debe quedar atrás su mención y que pone en realce la importancia del voluntariado en la sociedad actual, que añade valor al conjunto de la sociedad, valor que en situaciones de precariedad aumenta su valía.
En el mismo bando y personalizado en la figura del Padre Checa, párroco de la Parroquia Matriz del Salvador, que puso a disposición todos los medios y esfuerzos posibles de Caritas parroquial y de sus voluntarios, aquellos que redoblaron esfuerzos a una ardua labor diaria para con aquellos menos afortunados  y que  dependen de las aportaciones económicas de sus socios para su sostenimiento y el trabajo de sus voluntarios. Labor humanitaria, diaria y callada para dignificar la vida de algunas personas que carecen de lo básico, En épocas como las que atravesamos  desde Caritas se aporta un grano de arena, para formar la montaña de la solidaridad social, de la dignidad humana,   que en muchas ocasiones no cuentan con la debida y justa compresión, pues quienes forman parte de estos movimientos no necesitan más valoración que la de su propia conciencia, pero al menos que obtengan el debido respeto. 
Pero por si fuera poco la respuesta del entramado del voluntariado social, la aportación  individual de personas, ante todo personas buscando socorrer personas, emociona el pulso de quien escribe estas palabras y busca el justo reconocimiento de quienes en la peor de las situaciones dieron lo mejor de lo que tenían. Al margen de la valoración material, la objetividad busca el incalculable valor de la suma de esas pequeñas y desinteresadas colaboraciones en forma de mantas, ropas, comida, que en la respuesta de personas anónimas, permitieron,  en el anonimato de la noche, arrojar una esperanza a otras personas que lejos de sus casas y en fragilidad, recibieron la solidaridad de la ciudadanía de la Isla de La Palma. 
En el nivel de las aportaciones particulares importante la aportación de Najia, uniendo dos mundos separados por el idioma y las costumbres, gracias a su función de interlocutora. 
Una vez más quedó demostrado, que somos capaces de lo mejor, cuando al margen de credos religiosos, ideales políticos, egos bipolares, e intereses bastardos, ponemos el corazón y la razón por delante. De  esto en esta isla bonita, isla con forma de corazón, hemos dados incontables ejemplos a los largo de la historia.  
Lo vivido aquella noche como sociedad en su conjunto, incluso ante el horizonte tan sombrío que nos toca vivir en la actualidad, nos fortalece y demuestra que sobran motivos para afrontar el futuro con ilusión y esperanza. 

Redacción.

Deje un comentario

Su e-mail no será publicado.

*

*

*