INVOLCAN registró señales geoquímicas anteriores al enjambre sísmico de La Palma

Entre las diferentes señales geoquímicas precursoras se encuentra la detección de cambios significativos en la emisión difusa de hidrógeno (H2) a la atmósfera por el volcán Cumbre Vieja

El programa geoquímico del Instituto Volcanológico de Canarias (INVOLCAN) para la monitorización de la actividad volcánica de Cumbre Vieja detectó varias señales geoquímicas precursoras o premonitorias del reciente enjambre sísmico registrado en Cumbre Vieja desde el pasado 7 de octubre de 2017.

Estas señalas geoquímicas precursoras del enjambre sísmico fueron detectadas por el INVOLCAN, tanto a través de la Red Geoquímica Canaria, operativa en la isla de La Palma desde el año 1997, así como a través de las campañas geoquímicas de observación periódicas que el grupo volcanológico del Instituto Tecnológico y de Energías Renovables (ITER), ahora formando parte del INVOLCAN, realiza en el volcán Cumbre Vieja igualmente desde 1997.

Entre las diferentes señales geoquímicas precursoras se encuentra la detección de cambios significativos en la emisión difusa de hidrógeno (H2) a la atmósfera por el volcán Cumbre Vieja.

Durante las campañas geoquímicas realizadas durante el periodo 2001-2003, el valor promedio de la emisión difusa de H2 fue del orden de los 2,5 kilogramos diarios. Por el contrario, durante el periodo 2013-2017 el valor promedio de la emisión difusa de H2 fue de 16,6 kilogramos diarios llegando a registrarse hasta 36 kilogramos diarios durante la campaña científica realizada durante el pasado mes de junio de 2017.

Por lo tanto, la monitorización de la emisión difusa de H2 ha sido de utilidad para la detección de señales precursoras que se han podido observar hasta 4 años de registrarse el reciente enjambre sísmico en Cumbre Vieja.

Otro de los parámetros geoquímicos precursores detectados relacionados con estas campañas científicas periódicas han sido los ratios geoquímicos helio/dióxido de carbono (He/CO2) e hidrógeno/dióxido de carbono (H2/CO2) en la atmósfera del suelo del volcán Cumbre Vieja reflejando ambos parametros incrementos y cambios de tendencia significativos desde el año 2013.

La monitorización de la firma isotópica del carbono en el dióxido de carbono (δ13C-CO2) de la atmósfera del suelo en el volcán Cumbre Vieja nos ha proporcionado otra de las señales premonitorias del reciente enjambre sísmico registrado en el volcán Cumbre Vieja. El valor promedio registrado para esta firma durante las campañas científicas 2000-2001 fue de -36,5‰ mientras que el valor promedio registrado durante el periodo 2010-2017 ha sido de -21,5‰. Este valor promedio menos negativo durante los últimos 8 años refleja que desde entonces la emisión difusa de dióxido de carbono en el volcán Cumbre Vieja contienen una fracción relativamente mayor de gases de origen profundo (gases volcánicos).

Esta observación es coherente con los dos pulsos de dióxido de carbono (CO2) registrados en el volcán Cumbre Vieja durante las campañas científicas de 2011 y 2013 superando el rango de valores de fondo establecidos para este edificio volcánico.

Además de estas señales geoquímicas precursoras del reciente enjambre sísmico registrado en Cumbre Vieja, que han sido obtenidas a través de campañas científicas periódicas, la estación geoquímica LPA04, operativa desde 2004 en La Palma, registraba desde mayo de 2017 valores de los ratios dióxido de carbono/sulfuro de hidrógeno (CO2/H2S) relativamente mayores a los registrados con anterioridad.

Estas diferentes observaciones científicas reflejan la importancia de la monitorización geoquímica de los gases volcánicos, incluso cuando estos no se presentan en el ambiente superficial de forma visible. Las emanaciones de gases volcánicos se pueden agrupar en función de su visibilidad en dos grandes grupos, aquellos visibles al ojo humano (fumarolas, hervideros, penachos, etc.) y aquellos que no son visibles al ojo humano y que su proceso de desgasificación ocurre a través de toda la superficie del sistema volcánico de forma difusa, dispersa y silenciosa conocidas como las emanaciones o emisiones difusas de los volcanes.

En Cumbre Vieja no existen manifestaciones visibles de gases volcánicos, pero gracias a la monitorización de estas emanaciones difusas y silenciosas de gases desde el año 1997, así como a la intensa labor de investigación realizada por el grupo volcanológico del ITER - ahora formando parte del INVOLCAN a raíz de las decisiones unánimes de las Cámaras Legislativas de nuestro país - se ha podido detectar estas señales precursoras o premonitorias del reciente enjambre sísmico que contribuyen al avance del conocimiento científico y al fortalecimiento del sistema de alerta relacionados con cambios de la actividad volcánica en Cumbre Vieja.

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